Porque sí, a veces lo que parece rabia… es otra cosa.
Hay días en los que estás más irritable de lo normal. Saltas por cualquier cosa. Te molesta todo. Y si alguien te pregunta qué te pasa, contestas con ese mítico “nada” que en realidad significa “todo”.
Pero en realidad no estás enfadada con nadie (o sí, pero no solo por eso). Lo que hay detrás no es solo enfado… es tristeza.
Una tristeza que no se nota a simple vista, porque no aparece en forma de llanto ni de melancolía, sino como una especie de enfado contenido. De esos que te tensan por dentro y te hacen perder la paciencia sin saber muy bien por qué.
¿Por qué pasa esto?
Porque no siempre nos damos permiso para estar tristes.
La tristeza se asocia con debilidad, con vulnerabilidad, con “estar mal”… y muchas veces, sin darnos cuenta, la tapamos. ¿Cómo? Con rabia, con irritación, con ese ceño fruncido que no se va ni después del café.
Es una forma de protegernos. De defendernos. De no sentir tan a lo bestia lo que duele.
Pero claro… no sentir no es lo mismo que resolver. Y lo que no se atiende, se acaba colando por otro lado.
5 señales de que lo que sientes no es solo enfado
🔹 Estás irritable sin un motivo claro.
Todo te molesta… pero no sabes exactamente por qué.
🔹 Llorar te da rabia.
Y a veces hasta te enfadas contigo misma por estar así.
🔹 Te cuesta pedir ayuda.
Porque “deberías poder sola”, aunque por dentro estés hecha un lío.
🔹 Sientes un nudo en la garganta… pero aprietas los dientes.
Y respiras hondo, como diciendo “venga, tira, que no pasa nada”.
🔹 Tu enfado no tiene descarga.
Porque ni lo sueltas del todo, ni lo gestionas, ni sabes cómo explicarlo.
¿Y ahora qué? ¿Cómo gestionarlo?
💡 Hazte esta pregunta:
¿Estoy enfadada con alguien… o hay algo que me ha dolido y no he querido mirar?
💡 Dale un nombre a lo que sientes.
No hace falta acertar a la primera. Prueba con: “Estoy triste”, “me siento sola”, “me ha dolido”.
💡 Permítete sentirlo.
No para recrearte, sino para soltar presión. A veces llorar es justo lo que necesitas para poder empezar a entender lo que pasa.
💡 Comparte lo que puedas.
No todo tiene que ser contado en voz alta, pero si hay alguien con quien te sientes segura, abrir la puerta puede ayudar.
💡 No te juzgues por sentir.
Estar triste no te hace menos fuerte. Te hace humana.
Porque al final…
No se trata de elegir entre estar enfadada o estar triste.
Se trata de reconocer lo que hay debajo, darle su espacio y aprender a ponerle nombre.
Eso, aunque no lo parezca, es un acto de valentía.
➡️ Si sientes que últimamente estás más irritable de lo normal y sospechas que hay algo más debajo, podemos trabajarlo juntas.
Reserva ahora tu primera sesión gratuita y te acompaño en este proceso con calma, claridad y cero juicios.