Que no llueva sobre mojado: Gestiona tus emociones antes de que se acumulen

Ene 20, 2025 | Gestión Emocional

¿Sabes esa sensación de que algo pequeño te hace reaccionar como si fuera un gran drama? Eso pasa porque las emociones no gestionadas no desaparecen, simplemente se acumulan. Es como si se quedaran ahí, empapándonos poco a poco, hasta que una pequeña gota (aparentemente inofensiva) lo desborda todo.

Un ejemplo muy común es el enfado. Imagina que tienes un día difícil en el trabajo. Algo no sale como esperabas y te sientes frustrada, pero decides guardártelo. Luego llegas a casa, y alguien hace un comentario inofensivo, pero que te pilla en un mal momento. ¿El resultado? Explotas. No porque ese comentario sea tan grave, sino porque es la gota que colma el vaso.

Y lo peor es que cuando no procesamos el enfado, muchas veces se convierte en algo más pesado: resentimiento. Una especie de nudo interno que nos hace estar más irritables, menos pacientes, y mucho más propensas a reaccionar mal cuando algo no sale como esperamos.

Algunas emociones no desaparecen solas

Gestionar nuestras emociones no significa esconderlas en un cajón o ignorarlas hasta que desaparezcan (porque no lo harán). Significa reconocerlas, escucharlas, y buscar formas sanas de procesarlas antes de que se acumulen y terminen jugando en nuestra contra.

Por ejemplo:

  • Si no dices nada cuando un amigo te da plantón, la próxima vez que lo haga puede que explotes, no por ese día en concreto, sino por todos las anteriores.
  • Si te frustras en el trabajo pero decides “aguantar”, puede que cualquier comentario de lo más tonto lo sientas como un ataque porque ya estás al límite.

Cómo evitar que la emoción se quede sin resolver

  1. Reconoce lo que sientes: Cuando algo te moleste, ponle nombre a esa emoción. ¿Es enfado, tristeza, miedo? Esto no solo te ayudará a entender lo que pasa, sino a evitar que se mezcle con otras situaciones.
  2. Expresa tus emociones a tiempo: Hablar desde la calma y no desde la reactividad puede evitar que el conflicto se agrave. Por ejemplo: «Cuando me avisaste a última hora de que no ibas a venir, me sentí enfadada y triste porque había organizado mi día pensando en nuestro plan».
  3. Busca soluciones, no culpables: En lugar de quedarte atrapada en lo que salió mal, pregúntate qué puedes hacer para mejorar la situación. ¿Necesitas aclarar algo con alguien? ¿Darte un momento para ti?
  4. Haz pausas conscientes: Si notas que estás acumulando emociones, tómate un tiempo para reflexionar antes de que el malestar crezca. A veces, un simple paseo o un momento para respirar puede marcar la diferencia.
  5. No dejes para mañana lo que puedas sanar hoy: Si algo te incomoda, aborda la situación cuanto antes. Cuanto más lo dejes, más difícil será gestionar esa emoción de forma saludable.

Escuchar al enfado antes de que hable por ti

El enfado, al igual que el resto de emociones, es un mensajero. Nos alerta de que algo no está bien o que nuestras necesidades no están siendo atendidas. Si lo ignoramos, puede transformarse en algo más profundo y difícil de gestionar, como el resentimiento o la frustración. Pero si lo escuchamos a tiempo, podemos evitar que se acumule y afecte nuestras relaciones y bienestar.

No podemos evitar que llueva, pero sí podemos aprender a usar un paraguas antes de empaparnos. ☔️

Si sientes que necesitas ir más allá y te gustaría profundizar en cómo gestionar tus emociones, especialmente el enfado, estoy aquí para acompañarte.

Además, en mi libro ‘Y si me enfado, ¿qué? Cómo autorregular las emociones, gestionar la ira y volverla a tu favor’ encontrarás más claves para entender el enfado y gestionarlo mejor.

¡Bienvenida!

Descubre una nueva forma de relacionarte con el mundo.

PROGRAMA

Gestiona tu ira