Quizá ya te has dado cuenta de que, aunque quieras cambiar, acabas actuando o pensando de la misma forma. Y no es porque “seas así y punto”.
¿Por qué repetimos ciertos patrones aunque nos hagan daño?
Porque son conocidos.
Así de simple… y así de complejo.
Repetimos patrones, incluso los que nos perjudican, porque en algún momento de nuestra vida nos sirvieron para algo:
- Protegernos.
- Encajar.
- Evitar un mal mayor.
Y aunque ahora nos resten más que sumen, hay algo en nuestro cerebro que prefiere lo conocido antes que lo incierto.
Es un tema de seguridad.
De ahorro de energía mental.
De costumbre.
Cambiar un patrón implica dos cosas que, seamos sinceras, dan bastante vértigo:
1️⃣ Darnos cuenta de que eso que hacemos (o pensamos) ya no nos sirve.
2️⃣ Hacer algo diferente sin saber cuál será el resultado.
Y ahí es cuando la mente dice:
«Mejor me quedo aquí. Al menos sé de qué va la película, aunque el final no sea el más feliz».
🔁 Repetimos porque es automático.
Porque el cerebro odia la incertidumbre y prefiere lo malo conocido antes que arriesgarse a equivocarse haciendo algo distinto.
🔁 Repetimos porque no siempre sabemos cómo hacerlo diferente.
Sabemos que algo no funciona, pero no hemos aprendido otra forma que nos ayude a sentirnos seguras y, a la vez, nos haga bien.
🔁 Repetimos porque no nos paramos a observar con curiosidad.
Nos quedamos en la queja o en el juicio:
«Soy así, punto».
«No puedo evitarlo».
Pero la verdad es que sí se puede cambiar.
Eso sí, no desde la culpa ni la exigencia, sino desde la consciencia, la práctica y el permiso de equivocarte en el camino.
💡 Recuerda:
Un patrón no se cambia de la noche a la mañana.
Se transforma con consciencia y práctica.
✨ Hoy puedes empezar preguntándote:
¿Qué patrón sigo repitiendo que ya no me sirve?
¿Qué pequeña acción diferente podría probar hoy?
¿Te gustaría aprender a cambiar esos patrones que ya no te sirven?
Si sientes que ha llegado el momento de dejar de repetir siempre lo mismo y empezar a hacerlo diferente,
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