¿Por qué nos cuesta validar las emociones de los demás?

Dic 5, 2024 | Gestión Emocional

¿Cuántas veces has oído —o incluso dicho— esta frase?: «No entiendo por qué te enfadas por eso». Lo que parece una observación inocente, en realidad, puede ser el punto de partida de una discusión que escala rápidamente. Este tipo de comentarios no solo ignoran las emociones de la otra persona, sino que las invalidan.

El impacto de invalidar las emociones

Cuando piensas que no hay razones válidas para que alguien se enfade, lo que haces, sin darte cuenta, es despreciar su experiencia emocional y sus necesidades. Este tipo de actitudes surgen porque tendemos a interpretar las reacciones de los demás desde nuestra perspectiva, asumiendo que nuestro modo de ver las cosas es el único válido. Sin embargo, las emociones de la otra persona pueden estar profundamente influenciadas por aspectos que no estamos considerando: el estrés acumulado, experiencias pasadas o incluso su forma particular de interpretar la situación.

Al ignorar estos factores, estamos negándole al otro la posibilidad de sentirse escuchado y comprendido, y es justamente esta falta de validación emocional lo que hace que las discusiones se intensifiquen.

Las emociones no son un error, son respuestas

Las emociones, incluidas aquellas que no comprendemos o compartimos, son respuestas naturales a las experiencias de cada uno. No tienen que seguir nuestra lógica, porque están moldeadas por el contexto y la historia personal de quien las vive. Aunque no siempre podamos entender las emociones de los demás, reconocerlas es un paso imprescindible para resolver conflictos de manera constructiva.

Cuando invalidamos las emociones de otra persona con frases como «No será para tanto» o «Estás exagerando», lo que realmente hacemos es bloquear cualquier posibilidad de diálogo. En lugar de esto, podríamos optar por una actitud más empática y abierta y preguntar, por ejemplo: «¿Qué te ha pasado para sentirte así?». Este pequeño cambio de enfoque puede marcar una gran diferencia, porque permite que la otra persona se exprese y se sienta validada.

Cómo evitar discusiones innecesarias

El primer paso para evitar discusiones que no llevan a nada es aceptar que las emociones no siempre tienen que regirse por nuestra lógica personal. Cada persona siente y reacciona según su propio sistema y la información que ha ido acumulando, y esto merece un respeto. El simple hecho de tener en cuenta este aspecto para reconocer y validar estas diferencias, observándolas desde la curiosidad, mejora nuestra comunicación y nos ahorra muchos malos rollos.

¿Y tú? ¿Qué piensas cuando ves a alguien enfadado?

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