¿Te has parado a pensar alguna vez que no todos los enfados son iguales?
A veces sentimos una ligera molestia que nos permite seguir razonando con claridad, y otras, parece que una chispa enciende una llama que amenaza con desbordarnos. Identificar las distintas intensidades del enfado puede ser de gran ayuda para gestionarlo antes de que se convierta en algo incontrolable.
Mi propuesta es sencilla pero práctica: usa una escala emocional para medir tu enfado en tiempo real. Este ejercicio de autoconsciencia te permitirá tomar decisiones más acertadas sobre cómo actuar según lo que estés sintiendo.
¿Por qué es tan importante?
Porque, a menudo, reaccionamos de forma automática sin detenernos a evaluar dónde estamos en la escala. Y cuando menos lo esperamos, pasamos del enfado al cabreo, y del cabreo a la ira.
Aquí tienes un modelo práctico para usar esta escala emocional:
🟢 Enfado (asertivo) – Avanza con prudencia
En este nivel, aunque te sientas molesta o en desacuerdo, eres capaz de razonar con claridad. Puedes comunicarte de forma asertiva, expresando tus necesidades sin herir a los demás, y tomando decisiones con perspectiva. Es posible empatizar con otros puntos de vista, encontrar soluciones o llegar a acuerdos. Este es el punto donde el enfado cumple su propósito: darte información valiosa y motivarte a buscar un cambio constructivo.
🟡 Cabreo (marca el punto de no retorno) – Reflexiona antes de seguir
El cabreo ya es un nivel más elevado. La emoción empieza a subir de tono y, aunque aún puedes comunicarte, hay un mayor riesgo de caer en reproches, acusaciones o perder la paciencia. Es fácil que empieces a buscar culpables en lugar de soluciones.
El cabreo es como una señal de alarma que te avisa de que estás avanzando hacia un terreno peligroso. Este es el momento ideal para pausar, respirar profundamente y tomar perspectiva antes de reaccionar.
Detente y pregúntate: ¿qué es lo que quiero conseguir realmente? ¿Estoy a punto de decir algo que después lamentaré?
🔴 Ira – Detente
Este es el nivel más intenso y peligroso de la escala. Cuando llegamos aquí, nuestra capacidad para razonar y considerar las consecuencias disminuye drásticamente. Es difícil comunicarse de forma efectiva, y es muy probable que nuestras reacciones sean agresivas o impulsivas.
En este nivel, el foco ya no está en resolver el problema, sino en liberar la emoción, a menudo de maneras que pueden empeorar la situación. Aquí lo más importante es detenerte antes de liarla. Busca un espacio para calmarte: respira, toma distancia y deja que la intensidad de la emoción baje antes de volver a la situación.
Cuanto más practiques identificar tus emociones, más fácil será gestionarlas antes de que te secuestren.
El enfado, como cualquier emoción, tiene una función importante: protegerte y darte información. Pero la clave está en aprender a gestionarlo de forma que te impulse en lugar de frenarte.
¿Preparada para crear tu escala emocional y convertir el enfado en tu aliado?
Si sientes que necesitas ir más allá y te gustaría profundizar en cómo gestionar tus emociones, especialmente el enfado, estoy aquí para acompañarte.
Además, en mi libro ‘Y si me enfado, ¿qué? Cómo autorregular las emociones, gestionar la ira y volverla a tu favor’ encontrarás más claves para entender el enfado y gestionarlo mejor.