¿Sabías que una comunicación asertiva puede marcar la diferencia entre el estrés que nos provoca un conflicto mal gestionado y la serenidad de encontrar soluciones? La asertividad es mucho más que «decir lo que piensas». Nos permite expresar nuestras emociones y necesidades de forma clara, respetuosa y efectiva, mientras cuidamos nuestras relaciones.
Y lo mejor es que, al practicarla, también nos ayuda a gestionar una de las emociones más difíciles: el enfado.
Cuando nos dejamos llevar por la ira, es fácil caer en extremos: o nos callamos por miedo a generar un conflicto o explotamos provocando un desastre. Sin embargo, la asertividad nos muestra ese punto intermedio —ese punto justo de sal— que nos permite comunicarnos desde el respeto hacia los demás y hacia uno mismo.
¿Qué beneficios tiene practicar la asertividad?
1️⃣ Evita conflictos innecesarios.
En lugar de personalizar y acusar o echar en cara y quedarnos atrapados en el problema, nos invita a centrarnos en lo que realmente importa: buscar soluciones y resolver. Además, como nos centramos en algo concreto, evitamos generalizar.
2️⃣ Ayuda a gestionar críticas y desacuerdos.
Esas situaciones que a veces nos ponen los pelos de punta se vuelven mucho más llevaderas. El respeto hacia uno mismo y hacia los demás, nos permite afrontar estas situaciones con calma, mejorando la comunicación y evitando algún que otro malentendido.
3️⃣ Fomenta una comunicación auténtica.
Nos permite expresar nuestras preferencias, pensamientos y sentimientos sin miedo a no coincidir o ser juzgados. Porque recuerda: que pienses diferente no significa que estés equivocado.
4️⃣ Desarrolla nuestra Inteligencia Emocional.
Reconocer, validar y gestionar nuestras emociones con asertividad reduce los «baches emocionales» y nos aporta mayor serenidad, incluso en esos días en los que parece que estamos en un bucle de “todo mal”.
5️⃣ Refuerza la empatía.
Ser asertivo implica aceptar los cambios de opinión de los demás y, al mismo tiempo, respetar los nuestros. Cambiar de opinión suele significar que estamos aprendiendo algo nuevo.
6️⃣ Cuida tu autoestima.
La asertividad cuida tu propia seguridad, porque siendo asertivo evitas acumular enfados o la necesidad de estar buscando la aprobación de los demás.
7️⃣ Evita la agresividad.
Practicar el lenguaje asertivo con uno mismo nos aleja del impulso de querer demostrar cosas que no tenemos claras. La asertividad nos pone en una postura más tranquila y segura. Al ser más conscientes de lo que necesitamos y queremos, bajamos la guardia porque no nos sentimos en peligro.
8️⃣ Promueve el autocuidado.
La asertividad te recuerda que cuidar de ti es prioritario. Respetar tus propios límites y tolerancia es una forma de decirte “me importo y me cuido” (desde el respeto).
¿Cuál es la clave para conseguir todo esto?
Practicar.
Así que… paciencia. No es cosa de un día ni de una semana, pero cada pequeño paso cuenta. Cada vez que dices lo que piensas sin miedo y cada vez que decides no callarte por evitar un posible conflicto, estás entrenándote para tener relaciones más sanas (y sobre todo, para sentirte mejor contigo).
Si quieres empezar a practicar desde ya, aquí tienes un ejemplo:
Frase no asertiva: «Como siempre, no te importa lo que pienso.»
Frase asertiva: «Quiero compartir mi punto de vista contigo porque creo que es importante para encontrar una solución.»
💡 ¿Te animas a empezar hoy? Puedes empezar con algo sencillo: decir “no” con calma, expresar una preferencia o escuchar activamente antes de responder. Ya verás que, con el tiempo, la asertividad empieza a formar parte de ti.
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