Cómo te ayuda reconocer y compartir con los demás que tienes el día torcido

Feb 9, 2025 | Gestión Emocional

Hay días que empiezan torcidos. Te despiertas sintiendo que el mundo te debe horas de sueño, el café se te cae justo cuando más lo necesitas, y cualquier comentario inocente te suena a provocación. Un día de esos en el que todo parece conspirar en tu contra y, por alguna razón, te empeñas en hacer como si nada.

🌈🦄 Porque, claro, vivimos en la cultura del «mantén una actitud positiva», del «tú puedes con todo» y del «sonríe, que la vida es bella». Y sí, puede sonar de lo más inspirador, pero en la práctica, cuando lo único que quieres es envolverte en tu mantita y esperar a que el día pase, esos mantras solo consiguen irritarte más.

Así que, ¿y si, en vez de fingir que todo está bien, simplemente admitimos que no lo está?

5 aspectos que puedes tener en cuenta cuando no es tu día

1️⃣ Aceptar en lugar de luchar

Cuando intentamos ignorar que estamos teniendo un mal día, lo único que conseguimos es aumentar la frustración. Es como tapar una olla a presión y esperar que mágicamente deje de hervir. No funciona.

Nos decimos cosas como «No tengo razones para estar así», «Seguro que se me pasa», o la peor de todas: «No debería sentirme así». Como si el malestar fuera algo que hay que justificar.

Sentirse mal de vez en cuando es humano. Muchas veces, no hay que darle tantas vueltas ni buscar una explicación lógica. Hay días que simplemente son un desastre y no pasa nada. No hace falta luchar contra ello, ni esconderlo, ni forzarnos a estar “bien” cuando claramente no lo estamos.

Cuanto antes aceptamos que hoy no es nuestro mejor día, antes dejamos de gastar energía en luchar contra lo inevitable.

2️⃣ Reconocer la emoción para que no se transforme en enfado

Cuando fingimos que estamos bien, toda esa frustración sigue ahí, esperando la mínima chispa para estallar.

Si no nos damos permiso para reconocer que hoy estamos más sensibles o irritables, lo que empieza como un simple mal día puede acabar en discusiones innecesarias. Nos molesta más que alguien mastique fuerte, que nos pregunten «¿estás bien?» o que el semáforo parece que tarda un poco más en cambiar a verde. No es que el mundo se haya confabulado contra uno… lo que ocurre es que nosotros mismos hemos ignorado lo que sentimos hasta que ha salido por donde menos esperábamos.

Aceptar que no estamos en nuestro mejor momento nos ayuda a ser más conscientes de nuestras reacciones y a evitar convertir un mal día en una batalla campal.

3️⃣ Compartirlo para soltarlo

Por alguna razón, cuando estamos de buen humor, lo compartimos sin problema: contamos anécdotas, hacemos bromas y transmitimos nuestra buena vibra. Pero cuando estamos del revés, nos lo guardamos. Como si admitir que estamos de mal humor nos hiciera débiles o pesados.

Y es que no debería ser así. Decir en voz alta «hoy no es mi día» nos libera de la necesidad de disimular y nos ayuda a recibir apoyo en lugar de juicios.

Es más, si lo decimos con naturalidad, hasta puede aligerar el ambiente. Un simple «hoy estoy de un humor de perros, aviso para que nadie se lo tome a mal, es cosa mía» puede evitar malentendidos y, de paso, darnos permiso para ser un poco más amables con uno mismo.

Y lo mejor: también le damos permiso a los demás para hacer lo mismo. Porque, lo cierto es que nadie está al 100% todos los días, y normalizar eso nos hace la vida más fácil a todos.

4️⃣ Menos exigencia, más humanidad

Nos exigimos demasiado. Nos empujamos a ser productivos incluso cuando lo único que queremos es existir en modo avión. Nos sentimos culpables por estar de mal humor como si fuera un fallo del sistema.

Pero, si un amigo nos dijera «hoy estoy fatal, no me aguanto ni yo», ¿le responderíamos “pues disimula”? No, ¿verdad? Le diríamos «te entiendo, date un respiro».

Entonces, ¿por qué no hacer lo mismo con cuando nos ocurre a nosotros?

Aceptar que estamos teniendo un mal día no significa rendirse ni dramatizar, sino tratarnos con la misma comprensión que tendríamos con cualquier persona a la que queremos.

5️⃣ Se vale tener días malos

No pasa nada si hoy no tienes paciencia, si no te apetece socializar o si necesitas parar un poco. No pasa nada si no tienes energía para resolver problemas o si sientes que cualquier tontería te supera. Se vale tener un mal día sin justificarlo, sin maquillarlo y sin pedir disculpas por ello.

A veces, lo mejor que podemos hacer por uno mismo es reconocerlo, compartirlo y permitirnos vivirlo sin presión.

¿Te gustaría conocerte mejor, gestionar mejor tus emociones y mejorar tus relaciones?

No te lo pienses más y reserva tu primera sesión gratuita.

¡Bienvenida!

Descubre una nueva forma de relacionarte con el mundo.

PROGRAMA

Gestiona tu ira