¿Te has fijado en que las palabras que usamos no solo cuentan cómo nos sentimos, sino que también influyen en cómo lo vivimos y cómo nos sienten los demás?
No es lo mismo decir «estoy que exploto» que «estoy un poco molesta», o «esto es un desastre total» que «esta situación me pone a prueba». Puede parecer un detalle pequeño, pero no lo es.
Las palabras pueden pesar, y elegirlas bien es la clave para no quedarte atascada. ¿Cómo puedes empezar a cuidar tu lenguaje y cambiar la forma en la que gestionas tus emociones?
1. De «poco a poco» a «paso a paso»
Cuando dices «poco a poco», suena a que la vida se mueve como un caracol —se siente lenta y pesada, parece que todo cuesta—. Sin embargo, «paso a paso» tiene un tono diferente: transmite que hay un avance, aunque sea pequeño.
¿La diferencia? Con «paso a paso» te enfocas en el movimiento, en lo que estás logrando, y no en lo lento que te parece el proceso. Así que, la próxima vez que sientas que algo te está sacando de tus casillas, cámbialo: «Voy resolviendo esto paso a paso».
2. De «tengo que» a «quiero»
Decir «tengo que» suena a que la vida te obliga a arrastrarte hacia tus tareas. «Tengo que hacer este informe», «tengo que llamar a mi madre», «tengo que hacer la compra». Pero si lo cambias por «quiero», automáticamente recuperas el control.
Prueba a decir: «Quiero hacer este informe porque me importa mi trabajo», o «quiero llamar a mi madre porque me apetece saber qué tal está», o «quiero hacer la compra para llenar la nevera de alimentos saludables». Aunque no sea tu frase favorita del día, notarás la diferencia.
3. De «por supuesto» a «sin problema»
Estas dos expresiones tienen matices importantes. Decir «por supuesto» refleja entusiasmo y convicción, perfecto para cuando realmente estás comprometida con lo que te piden. En cambio, «sin problema» puede usarse cuando accedes, pero quizás haya algún inconveniente que prefieres no mencionar, o simplemente no te apetece mucho hacerlo.
Por ejemplo. Un compañero de trabajo te dice: «¿Puedes ayudarme con este informe urgente?» y tú respondes: «Por supuesto.» (estás convencida y lo haces con gusto).
Otro caso. Un compañero de trabajo te dice: «¿Te importa quedarte un rato más para echarme un cable con este marrón?» y tú responders: «Sin problema.» (traducción: lo harás, pero no es precisamente lo que más te apetece ahora mismo y tal vez toca poner algún límite).
El contexto y tu intención marcan la diferencia entre estas dos frases. Úsalas con intención para transmitir lo que realmente sientes
4. De «no puedo más» a «necesito un respiro»
Decir «no puedo más» suena como si estuvieras al borde del apocalipsis personal. Pero si lo transformas en «necesito un respiro», ya estás dándote un permiso que cambia tu enfoque.
Imagínate en una discusión. Decir: «Necesito un momento para calmarme antes de seguir hablando» puede evitar que esa conversación termine con frases de las que luego te arrepientas.
5. De «siempre pasa lo mismo» a «hoy ha pasado esto»
Las generalizaciones son el enemigo número uno de una mente calmada. Decir «siempre pasa lo mismo» convierte cualquier situación en algo permanente, inevitable e inmanejable. Pero si cambias a «hoy ha pasado esto», estás recordándote que es solo un momento, no una sentencia de por vida.
Por ejemplo, si llegas a casa y alguien dejó la cocina hecha un verdadero desastre, en lugar de gritar: «¡Siempre igual!», prueba a decir: «Hoy la cocina está desordenada, ¿podemos solucionarlo juntos?». La diferencia es sutil, pero poderosa.
Las palabras no solo son palabras; son señales para tu cerebro. Usar expresiones más positivas o neutras puede ayudarte a reducir la intensidad de tu enfado, ver las cosas con más claridad y, lo más importante, evitar que un mal momento se convierta en un mal día.
Así que la próxima vez que sientas que la chispa del enfado está a punto de encenderse, fíjate en cómo hablas: lo que dices moldea cómo te sientes y cómo te sienten los demás. Quizás no sea la solución mágica, pero oye, es un paso a paso. 😉
Si quieres dar un paso más hacia una gestión emocional más efectiva y construir mejores relaciones en tu vida laboral y personal, escríbeme para más información o para reservar una primera sesión.